Hace cinco años, estaba terminando el curso, tal y como lo estamos haciendo ahora mismo. Era el momento de las despedidas y se me iba uno de mis queridos grupos de Diversificación Curricular (era el grupo de David, que ahora cuida en el comedor). Aquello era una pequeña familia: diez alumnos y dos profesores que estábamos todo el tiempo juntos. Los lloros y abrazos vinieron por todas partes, por supuesto. Y en la despedida, les comuniqué que me habían asignado un 1º de la ESO para el curso siguiente. Acostumbrado a dar clase a chicos de 16 a 18 años, mis alumnos comenzaron a decirme que me iba a volver loco con críos tan pequeños y se partían de risa. Yo pensé que lo mismo tenían razón y que no tendría paciencia para enseñar a chicos de 12 años.
Llegó septiembre y me dieron el horario: el curso asignado era 1º C. No sabía nada de ellos, tampoco quise preguntar mucho para no hacerme prejuicios, aunque me habían comentado que era un grupo bastante bueno. Cuando entré por primera vez en la clase, esa fría aula de 1º C al fondo del pasillo, al ver a mis nuevos alumnos, me quedé encantado. ¡Erais taaaaan pequeños...! Yo me veía como un ogro de cuento, con mis barbas, mi tamaño y mi voz, frente a un grupo de niños que me miraban entre inquietos, asustados y absortos a todo lo que yo dijera.
Recuerdo llegar a casa y comentar que erais muy ricos, tan chicos, con esas caritas asustadas pero interesadas por todo, con afán de aprender. Inmediatamente, 1º C se convirtió en mi grupo favorito de ese curso, y eso que en los dos cursos de diversificación estaban algunas de las personas que más quiero y con los que mantengo relación aún, y en 4º tenía a varios alumnos que, a día de hoy, forman parte de mi vida. Pero entrar en esa clase era algo mágico, era como entrar en un sitio en el que podías enseñar y enseñar, y allí estabais encantados, o por lo menos lo parecíais.
Y recuerdo perfectamente la espontaneidad de Juan Modesto, asustándose de verdad cuando contaba algo de miedo; a Eva y a Adrián expresándose con esa perfección tan impropia de unos chicos de 12 años y siempre atentos a todo; a Irene y a Gloria, con su sonrisa dulce siempre en la cara; a Castrum (ahí se ganó el sobrenombre) con su raqueta con mensajes como "me sé la respuesta"; a Vozmediano y su cara de interés con la boca abierta cuando contaba alguna historia; a Ángel, tan espigado ya y siempre sonriéndome al final de la clase, con ese cariño que desde el principio pude notar; la timidez de Jorge y de Lorena; Itziar mostrando que tenía ya una personalidad totalmente marcada a pesar de su juventud; a Laura, esa niña pequeñita de ojos verdes que vino de las Américas y que mataba por leer siempre, entonando e interpretando todos los personajes (y yo encantado); a Beatriz, mirándome entre asustada y divertida de lo que yo decía; a Javier (ya con los dos apellidos detrás), pidiéndome ir al baño constantemente; a Kenneth, intentando ya ir de malote, pero sin conseguirlo nunca conmigo; a María, delicada y despistada a partes iguales; a Marta, mirándome con sus ojazos bien abiertos y escribiendo ya de maravilla; a Sergio, que desde el segundo día me saludaría absolutamente todos los días con su "¡buenos días, Juan Antonio!" que tanto me ha gustado siempre; y a todos los que se quedaron por el camino y que luego volverian a mí dos años después (Alberto, Edu, Eros...).
Cuando a final de curso me dijeron que pasaba a 3º y 4º solamente, me dio mucha pena no poder seguir con 1ºC en 2ºC transformado. Y os lo comuniqué al final de curso. Muchos de vosotros pusisteis carita de pena, y eso me dio más lástima a mí todavía; pero os dije que volveríais conmigo en 3º. Ya no sería igual, os dejaba niños, os recogería adolescentes; y yo sería también un profesor distinto, porque tocaba dar caña, con una materia bastante más difícil y exámenes largos y más complicados.
Y volvisteis, cambiados todos. No os había perdido la vista, pero volvisteis con nuevas pintas, con un tamaño considerable, con un pavo encima que ni el de Navidad, y volvisteis a conquistarme, aunque ahora mi corazón estaba dividido entre tres cursos en tres partes iguales. Yo también había cambiado de aspecto y de método. Sé que puedo haber estado intenso estos dos años, pero lo he hecho siempre desde el entusiasmo, para que aprendierais, para que os gustara la asignatura, para que fuerais lo mejor preparados en la materia, pero también en la vida. ¿Lo habré conseguido? No sé, el tiempo lo dirá y vosotros me lo contaréis...
Y en el próximo capítulo: "J. A. Tutorator vs 3º B: welcome to the jungle"
Jo profe todo este tema de las entradas nostálgicas ha sido una mala idea,voy a acabar llorando.
ResponderEliminarJoe profe me ha encantado esta entrada, pero como "welcome to the jungle" si eramos la clase más buena que has tenido nunca.Jajaja
ResponderEliminarAunque las tutorias que teníamos solo eran para echarnos la bronca, sé que en algunos momentos te reías con nosotros aunque siempre estuvieras enfadado. Pero siempre fuimos una de las peores clases y creo que si hubiésemos seguido juntos ahora también seguiriamos siendolo. JAjajaja
*-*
ResponderEliminarSolo eso se puede comentar, solo eso :)
ME HA ENCANTADOOOOO jajajaja!!!
ResponderEliminarLa verdad es que sí, adri, nos estamos poniendo todos muy nostálgicos, y la mayoría de nosotros incluso lloramos..
Me ha gustado mucho! Yo creo que si lo has condeguido :), te vamos a echar de menos :D.
ResponderEliminar3ºB RULES si eramos los mas buenos de la ESO
ResponderEliminarMe están encantando todas las entradas de despedida, pero esta es de las que más recuerdos buenos me trae.
ResponderEliminarQué penita me está entrando...
Totalmente lo has conseguido,no sabes de que manera me has y me estás influenciando,espero formar parte de tu vida
ResponderEliminarJopé, es que nadie más le ponía voz a los personajes. Y si no se ponen voces a los personajes aburre.
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